jueves, 30 de junio de 2011

Vuelta a empezar...


            Ayer se volvió a activar el Catálogo Priorizado de Medicamentos de Galicia. Ese gran engañabobos que los políticos de esta comunidad han creado para dar la impresión de que se hace algo para ahorrar cuando la realidad es muy distinta.

            Antes de que me salten al cuello los puristas de siempre diciendo que hay que hacer de todo para ahorrar y contener el gasto (algo que yo mismo apoyo pues la única forma de salir de esta crisis, en mi opinión, es eliminar las deudas y contener al máximo el absurdo gasto a que nos someten los políticos), me gustaría explicar el porqué de mi anterior afirmación.

            El uno de enero de este presente año se puso en marcha el dichoso Catálogo con la idea de que ayudaría a ahorrar unos 43 millones de euros. El uno de marzo de este mismo año los medicamentos bajaron de precio de forma concertada (es decir, ya se sabía que iba a pasar y estaba pactado que así ocurriría), de forma que todos (o casi todos) los medicamentos que se habían quedado fuera, volvieron a incluirse dentro (con todo lo que ello ocasionó a nivel pacientes cuando los cambios en medicamentos volvieron a tocar las narices).

            Ahora, a día 30 de junio, el Catálogo vuelve a ponerse en marcha, con la idea de ahorrar 9 millones de euros semanales… y el 1 de agosto hay otra bajada.

            El día 31 de diciembre del año pasado nos llegó a las farmacias un listado de 40 folios con los medicamentos que se excluían del catálogo por ser demasiado caros. La mayoría de ellos volvieron a incluirse el día 1 de marzo con la bajada de precios programada.

            Ayer nos llegó un listado de 3 folios con los medicamentos que ahora están exluídos… la mayoría de los cuales volverán a incluirse el día 1 de agosto con la bajada de precios programada.

            Es decir… que si en lugar de andarse con tonterías y con estupideces que lo único que hacen realmente es perjudicar al paciente al tener que cambiarle la medicación para luego volver a cambiársela,, y a la farmacia por ser quién siempre se come los marrones, dejaran de intentar convencer a la opinión pública de lo bueno y genial y maravilloso que es lo que hacen y se dedicaran en serio a reducir gastos, otro gallo cantaría.

            Todos estos “supuestos” ahorros que hacen no se deben a sus medidas, sino a la realidad de las bajadas, al juego básico que siempre ha existido entre genéricos y marcas comerciales. Mientras la marca comercial tiene la patente, marca el precio único. Cuando pierde la patente y empiezan a aparecer los genéricos, son éstos los que marcan el precio, y la marca comercial suele pasar un mes de margen hasta que se pone al mismo precio que el genérico.

            Ahora con el dichoso Catálogo ya no va así el asunto. Ahora se mueve exclusivamente por “precio menor”, y no por precio de referencia. El precio menor es el precio del medicamento más barato del conjunto de intercambio (grupo de fármacos que son intercambiables entre sí, según dictámenes políticos, que no médicos), siendo en la mayoría de los casos el de un medicamento que está dado de alta en el noménclator, pero que no está comercializado (algo que según la justicia española es ilegal y debería haber cesado hace tiempo… pero se ve que la justicia sólo funciona cuando los jueces dicen algo que los políticos quieren oír… para todo lo demás que fantásticas sorderas que tienen algunos). Las diferencias normales entre los medicamentos suelen ser de céntimos de euro, que sí… puede que sean muchos millones de euros ahorrados si sólo se diese el más barato de todos… pero también muchos millones de euros gastados y tirados a la basura a causa de todo el perjuicio que supondría otorgar el monopolio a una casa y hundir a todas las demás.

            Hay otros medicamentos en los que las diferencias son mucho mayores en el precio… pero son los menos, y suelen ser medicamentos que han terminado la patente de forma reciente y que están en pleno proceso de reducción de precios.

            A la larga lo único que es seguro es que esos medicamentos iban a bajar de precio hasta equipararse a los genéricos.

            El Catálogo gallego para lo único que sirve es para crear inseguridad. Inseguridad en el paciente, que no sabe que medicamento le darán hoy. Inseguridad en la farmacia, que no sabe cómo hacer sus compras y gestión de almacén, pues lo que hoy se puede dar, pude que mañana no, y al final es un coste en la farmacia que nadie le va a devolver. Inseguridad en el médico, que ya ni siquiera puede escudarse en su profesionalidad a la hora de recetar uno u otro medicamento. Inseguridad en las distribuidoras, que ven como sus existencias permanecen sin mover.

            Al final este Catálogo es una forma más de la Administración de demostrar poder. El poder de hacer lo que quieren. Resulta que las bajadas de precios de los medicamentos, al ser algo preestablecido, se hacen gradualmente para evitar las pérdidas en toda la cadena. El precio baja el día fijado, y se dan unos meses de convivencia entre precios, de forma que las pérdidas (que siempre las hay) se minimizaban en la cadena, pues cuando bajaba, el almacén podía seguir vendiendo a precio antiguo durante un mes (para eliminar el exceso de stock), al mes siguiente le tocaba al distribuidor, y al siguiente a la farmacia. Así, con un control de almacén apropiado, las pérdidas eran mínimas.Digo un mes por poner un número, pero en realidad, según el año pasado y este, solían ser períodos de 10 a 15 días según la época.

            Ahora con el catálogo, toda la cadena se encuentra con medicamentos que no puede mover de ninguna manera, con gastos que se tienen que comer, con impuestos que tienen que pagar, pero sin ningún tipo de contraprestación. La farmacia, como último eslabón de la cadena es el más débil, pues se ha tenido que aguantar las compras a precios caros, pero no podrá rentabilizarlas ya que el catálogo ha reaparecido justo cuando le tocaba la parte de disminución de pérdidas.

            En Noviembre hay otra bajada de precios, la cual también está prefijada, en la cual también habrá período de convivencia. Pero seguro que desde la Xunta se están poniendo las pilas ahora para que en Octubre vuelva a aparecer un nuevo catálogo que sirva para tocar las narices a la farmacia otra vez. Y no me vale que ahora alguien diga que la culpa es de la farmacia por tener un stock amplio, pues si se cumple la legislación (esa cosa que ningún político cumple a menos que saque beneficio de ello), el obligación de la farmacia el garantizar un correcto suministro, de forma que si una farmacia no tiene algún medicamento de forma continuada y no se trata de un desabastecimiento comprobable, se le puede caer el pelo (multas de hasta 600.000 euros, que se dice pronto).

            Durante este tiempo en que el Catálogo estuvo en suspenso por el Tribunal Constitucional, la Xunta siguió usándolo, de forma velada, obligando a los médicos de receta electrónica a dar sólo lo que ellos querían dar, pues los medicamentos que se encontraban fuera del catálogo desaparecieron del IANUS (la base de datos de medicamentos que se usa para recetar), o bien fueron relegados al final de la lista, o bien se marcaban en rojo como si no se pudieran dar, y la única forma que tenía el médico de prescribirlo era a través de receta en papel, algo que al SERGAS no le gustaba, y combatía gracias a que no les daba talonarios en papel, y aquellos que daba estaban contabilizados para así, si se recetaba mucho en papel, se les quitaban los privilegios y se castigaba a los médicos.

            Las farmacias son entes un tanto abstractos. Para cualquier político son empresas privadas, y como a tales hay que tratarlas. Pero también son entes públicos y como a tales se nos trata en otras circunstancias. Se nos cobra como a las privadas, se nos exige como a las públicas, y no tenemos ninguna de las ventajas de cualquiera de los dos sectores. Y gracias a esta dualidad, ante cualquier problema somos el chivo expiatorio perfecto para ellos. La culpa siempre es nuestra. Si ganamos dinero, porque somos unos ladrones que nos enriquecemos con el sufrimiento de la gente. Si nos va mal y empiezan las pérdidas, porque somos unos inmorales que sólo pensamos en el beneficio cuando nuestra obligación es prestar ayuda al necesitado. Qué le digan a un médico que tiene que atender su consulta pero que a fin de mes no va a ver un duro, a ver que le parece. Que le digan a un político que tiene que “hacer lo que hagan los políticos” (es que poner vaguear , o joder al pesonal, me parece un poco duro), pero que a fin de mes no va a ver un duro. Que le digan a un fontanero que tiene que arreglar unas cañerías, pero que “dios se lo pague”. Que le digan a cualquiera de esos que tanto se quejan de que las farmacias tengan beneficios, que trabaje sin cobrar, a ver que les parece.

            Pero la opinión pública siempre estará en nuestra contra. Así se ha diseñado este plan. Desde hace mucho tiempo que se está viendo en todos lados como ciertas noticias dejan entrever que la culpa de toda la crisis sanitaria la tienen las farmacias. No lo dicen abiertamente (son políticos… son maestros en el arte de la manipulación mediática de masas), pero lo dejan entrever de forma tan clara que se ve venir que al final la culpa siempre será nuestra.

            Amenazan con la liberalización del sector… como si eso fuera una amenaza real. Jamás será un sector libre. Las farmacias le compran al Estado y le venden al Estado, a los precios que el Estado fija de antemano, con las condiciones que el Estado fija de antemano y bajo los supuestos que el Estado fija de antemano. Y punto. Eso no es mercado libre.

            Podrán liberalizar la “ubicación” y “apertura” de nuevas farmacias, de forma que se podrá abrir una nueva farmacia en cualquier lugar. Podrán liberalizar la “posesión” de las farmacias, de forma que cualquiera, sea o no farmacéutico, pueda poseer una farmacia. Pero mientras el único cliente y el único proveedor sea el Estado, no será un comercio realmente libre. Y si se dan los dos supuestos anteriores, en realidad será un comercio todavía más intervenido, ya que a más farmacias, más impuestos cobrará el Estado y peor profesionalidad tendrán los establecimientos, pues para poder pagar esos diezmos, se dejará de lado la deontología de la profesión para transformarse en simples y reales comercios de productos y no de “salud”.

            Con un sistema realmente libre en el ámbito sanitario, una farmacia podría vender a quién quisiera, podría comprar a quién quisiera. Y crecerían aquellas en las que la profesionalidad y la deontología fuesen mayores, donde la calidad del servicio fuese mayor. Al ser un sistema libre, la competencia haría que las farmacias ofreciesen el mejor servicio al menor precio. Al ser un sistema libre, los pacientes podrían elegir lo que más les conviniera. Pero eso sería una pérdida de poder por parte del Estado.

            Al final se demuestra que lo único que les importa a los políticos es el poder. Las leyes se hacen a su gusto, para cumplirlas sólo cuando les convenga. Si interesa, son los primeros en argumentar que hay que cumplir las leyes, se les llena la boca con la palabra “legalidad”. Pero cuando no interesa, rápidamente llaman al desacato, aparecen los improperios, acusan a los demás de lo que ellos mismos adolecen. Pero jamás les ha importado realmente la ley. Se cumple cuando interesa, del mismo modo que se incumple cuando no interesa. Y se quedan tan anchos.

            Ahora bien, como se nos ocurra a los pobres mortales que les damos su sueldo siquiera pensar en hacer lo mismo… “Caerá sobre nosotros todo el peso de la Ley”. Creo que este es la clara definición de la palabra "Hipocresía".

            Que se dejen de Catálogos, que se dejen de falsos ahorros, que se dejen de mentiras. Que hagan desaparecer ese exceso de poder y control que tienen. Que hagan recortes en todas esas ramas que no sirven para nada. Que liberalicen realmente todo el sector sanitario. Que liberalicen realmente todos los sectores de la sociedad. Que se cree una sociedad realmente libre. Y entonces, sólo entonces, se acabará la crisis, se acabará la corrupción política y se podrá decir de verdad que una persona tiene éxito por si misma o bien fracasa por si misma… y no porque un político se haya levantado con el pie izquierdo o derecho ese día.

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