Tal día como hoy (y durante la mayor parte de esta semana) he estado viendo como unos empleados del ayuntamiento se dedicaban a pasar por el pueblo limpiando aceras y plazas con máquinas de presión; recogiendo ramas caídas; etc... Simplemente dejando el pueblo bonito.
Ante tal gesto de pulcritud y apariencia me dio por pensar que al fin las cosas empezarían a mejorar. Que con esto del temporal que nos azotó la semana pasada, el ayuntamiento se había puesto las pilas y había decidido hacer algo por el pueblo y arreglar los desperfectos causados y de paso hacerle un labado de cara al pueblo.
Pero como siempre que se trata de política las apariencias engañan. No se limpiaba el pueblo porque hubiera que hacerlo, sino porque en unos días llegaría el presidente de la diputación. Y claro para entonces habría que tener el pueblo arreglado...
Lo de siempre, las cosas nunca se hacen porque haya que hacerlas, porque sea correcto hacerlas, o simplemente porque sea el deber de uno hacerlas. Siempre hay una razón para ello, y esa razón tiene que ver con la apariencia puntual. Y en política más.
¿Que ocurriría si el político de turno, en lugar de arreglar las cosas para una visita, las tuviese siempre arregladas? Pues que la gente del lugar estaría más agradecida, que los habitantes podrían estar más contentos con su ayuntamiento. ¿Porqué no se hace? A saber... sobre todo teniendo en cuenta que cuantas más obras más posibilidades hay de poner la mano en la espalda "a ver si cae algo".
Nunca entenderé estas políticas de "apariencia". Lo que importa siempre es el momento actual, no el mañana o el cuando venga el jefe. Si las cosas hay que hacerlas, se hacen, da igual quien esté mirando, da igual quién vaya a venir. Si las cosas siempre se hacen bien, cuando venga el jefe, el inspector, o el mismo Papa de Roma, no habrá que hacer un "apaño" de última hora, pues las cosas estarán como siempre: Bien.
Esto que tanto me molesta en política, también ocurre en la vida cotidiana de cada uno de nosotros. Lo vivimos día sí, día también. Un ejemplo es el trabajo: cuando está el jefe, se "hace más" (o por lo menos se aparenta que se hace más); cuando el jefe no está... el trabajo es más relajado. Otro ejemplo es la propia vida diaria: limpiar la casa cuando vienen visitas... ¿porqué no limpiarla siempre? Así cuando vengan visitas estará limpia, y cuando no vengan, también.
Este tipo de actitudes son las que nos hacen ser lo que somos, tanto en vida pública como privada. Y claro los políticos han sido como nosotros alguna vez. Así se traduce que luego en la práctica cotidina hagan las cosas para "la foto", pero luego en el día a día se olviden de los ciudadanos que son los que los han llevado a donde están (algo que se olvidan rápidamente cuando se cuentan los votos, y que no recuerdan hasta un par de meses antes de volver a necesitar esos votos).
Si simplemente cambiásemos ese sencillo comportamiento en nuestro quehacer diario, las generaciones futuras, que se educan con la imitación de los adultos, serían las encargadas de llevar esta práctica más allá, y cuando alguno de ellos llegase a política, tal vez entonces se podrían hacer las cosas así.
Sé que no son más que sueños y desvaríos de alguien que no ha perdido la fe en la raza humana... pero es que sin sueños es imposible vivir, pues la realidad que nos encontramos cada día ante nuestros ojos es demasiado triste y deprimente como para soportarla.
Ante tal gesto de pulcritud y apariencia me dio por pensar que al fin las cosas empezarían a mejorar. Que con esto del temporal que nos azotó la semana pasada, el ayuntamiento se había puesto las pilas y había decidido hacer algo por el pueblo y arreglar los desperfectos causados y de paso hacerle un labado de cara al pueblo.
Pero como siempre que se trata de política las apariencias engañan. No se limpiaba el pueblo porque hubiera que hacerlo, sino porque en unos días llegaría el presidente de la diputación. Y claro para entonces habría que tener el pueblo arreglado...
Lo de siempre, las cosas nunca se hacen porque haya que hacerlas, porque sea correcto hacerlas, o simplemente porque sea el deber de uno hacerlas. Siempre hay una razón para ello, y esa razón tiene que ver con la apariencia puntual. Y en política más.
¿Que ocurriría si el político de turno, en lugar de arreglar las cosas para una visita, las tuviese siempre arregladas? Pues que la gente del lugar estaría más agradecida, que los habitantes podrían estar más contentos con su ayuntamiento. ¿Porqué no se hace? A saber... sobre todo teniendo en cuenta que cuantas más obras más posibilidades hay de poner la mano en la espalda "a ver si cae algo".
Nunca entenderé estas políticas de "apariencia". Lo que importa siempre es el momento actual, no el mañana o el cuando venga el jefe. Si las cosas hay que hacerlas, se hacen, da igual quien esté mirando, da igual quién vaya a venir. Si las cosas siempre se hacen bien, cuando venga el jefe, el inspector, o el mismo Papa de Roma, no habrá que hacer un "apaño" de última hora, pues las cosas estarán como siempre: Bien.
Esto que tanto me molesta en política, también ocurre en la vida cotidiana de cada uno de nosotros. Lo vivimos día sí, día también. Un ejemplo es el trabajo: cuando está el jefe, se "hace más" (o por lo menos se aparenta que se hace más); cuando el jefe no está... el trabajo es más relajado. Otro ejemplo es la propia vida diaria: limpiar la casa cuando vienen visitas... ¿porqué no limpiarla siempre? Así cuando vengan visitas estará limpia, y cuando no vengan, también.
Este tipo de actitudes son las que nos hacen ser lo que somos, tanto en vida pública como privada. Y claro los políticos han sido como nosotros alguna vez. Así se traduce que luego en la práctica cotidina hagan las cosas para "la foto", pero luego en el día a día se olviden de los ciudadanos que son los que los han llevado a donde están (algo que se olvidan rápidamente cuando se cuentan los votos, y que no recuerdan hasta un par de meses antes de volver a necesitar esos votos).
Si simplemente cambiásemos ese sencillo comportamiento en nuestro quehacer diario, las generaciones futuras, que se educan con la imitación de los adultos, serían las encargadas de llevar esta práctica más allá, y cuando alguno de ellos llegase a política, tal vez entonces se podrían hacer las cosas así.
Sé que no son más que sueños y desvaríos de alguien que no ha perdido la fe en la raza humana... pero es que sin sueños es imposible vivir, pues la realidad que nos encontramos cada día ante nuestros ojos es demasiado triste y deprimente como para soportarla.
1 comentario:
Pero hombre Gangrol, qué pretendes?? Las cosas siempre se han hecho así y siempre se seguirán haciendo así. Y si fuera al contrario te darías cuenta de que no estás en España, pues esta "picaresca" nos es innata (y la vagancia también...) Puede que no todos seamos igual de irresponsables pero quién no ha pospuesto lo que tenía que hacer para mejor ocasión? (cuando esté el jefe, cuando estén mis padres, cuando venga la novia, cuando vengan visitas...) Y no cuentes con que las generaciones futuras lo hagan!! Eso es pura fantasía, cada vez están más maleducados, más "a monte" pues nadie se encarga de imponerles una disciplina. Podrías escribir también sobre esto...
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